Los faros que durante siglos han guiado su camino aún salpican los acantilados, y las rías que han marcado el carácter de los mariscadores son hoy en día reservas naturales. Su idiosincrasia se cimienta sobre oficios tradicionales, ritos marineros, un folclore singular y una gastronomía basada en su despensa natural. Cada uno tiene su singularidad y su carisma.